A medida que aprendo sobre las diferentes corrientes de pensamiento que han convivido y conviven con el cristianismo, me pregunto: ¿Hasta dónde la iglesia cristiana está plenamente consciente de estas fuerzas intelectuales, filosóficas y sociales que bombardean de dudas e incertidumbres la fe del pueblo de Dios? Y voy más allá con mi pregunta: ¿Está la iglesia preparando a la niñez y la juventud con el suficiente fundamento bíblico que le permita contrarrestarlas y afirmar su fe? Los argumentos de estas corrientes suenan tan atractivos y convincentes que solo esgrimiendo las Sagradas Escrituras como “espada de dos filos” y siendo guiados por la “luz del evangelio”, los seguidores de Jesucristo podemos vivir en la esperanza y seguridad de la vida eterna.
Las tres corrientes de pensamiento que giran alrededor de la iglesia en la era postmodernista son: El Pluralismo, que intenta hacer que el acceso a Dios sea de carácter universal, convirtiendo las religiones en solo manifestaciones culturales. Su premisa es que “Todas las principales religiones del mundo conducen a Dios y a la salvación”. Para ellos el cristianismo, el judaísmo, el hinduismo, el budismo y el islamismo, aunque existen diferencias en sus rituales y creencias, los consideran iguales porque (1)Todos afirman el amor de Dios por los seres humanos. (2) De alguna manera en cada una de ellas hay una práctica de la regla de oro. (3) Hay personas piadosas en todas estas religiones.
Otra línea de pensamiento postmodernista es el inclusivismo que afirma que su religión es la correcta, aunque puede encontrarse una verdad salvadora en otras religiones.. Creen que Jesús puede salvar a una personas incluso si no creen en Él explícitamente. Lo importante es que vivan bien y tengan una vida moral. Los inclusivistas dicen que la salvación es a través de Jesucristo (él es ontológicamente necesario), pero que no hace falta conocer el nombre de Jesucristo para ser salvado (Jesús no es necesario epistemológicamente), (Nash 1994).
La tercera es el exclusivismo que plantea que solo hay un camino hacia Dios y a la salvación. Entre las practicas religiosas consideradas dentro del exclusivismo esta el cristianismo, el islamismo, y el judaísmo. Aquellas que sostienen el exclusivismo consideran que las otras religiones, aunque poseen elementos de verdad, no enseñan “la única verdad” que es capaz de salvar a sus seguidores.
El exclusivismo cristiano se define básicamente por dos creencias: Jesucristo es el único Salvador (afirmación que la distingue del pluralismo) y la fe explícita en Jesucristo es necesaria para la salvación (lo que la diferencia del inclusivismo). Su fundamento es la Biblia como única revelación de Dios. El principio teológico fundamental es que sólo hay un Dios, el creador del mundo y de toda la humanidad.. El hombre pecó separándose de Dios (Rom. 3:23). Dios toma la iniciativa estableciendo un plan salvífico que comienza con la elección de un pueblo único para ser bendición a las naciones (Gen.12:1-3) y culmina con la revelación suprema en Jesucristo (Juan 3:16). También afirma que solo Cristo efectuó la salvación de Dios, y que solo por la fe en Él (Juan 3:16; Rom.10:9) recibimos los beneficios de su muerte y resurrección (Juan 14:6; 17:3; Hechos 4:12; 1 Tim 2:5).
Volviendo a mis preguntas iniciales, pienso que la niñez y juventud de nuestras iglesias están en medio de estas corrientes diversas y necesitan estar preparados para apologizar contra el pluralismo que los bombardea en sus escuelas, universidades y sitios de trabajo y la única manera de hacerlo, es con el conocimiento profundo de la Palabra de Dios que afirme su fe en Jesucristo y como espada de dos filos “…discierna los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12).
Al igual que el Apóstol Pablo alertaba a su discípulo Timoteo sobre las corrientes engañadoras de su tiempo (I Tim. 4:1.2), y le instruía para que mantuviese su fe (I Tim. 4:11-16), necesitamos ilustrar a la juventud para que conozcan estos adversarios del siglo XXI, los contrarresten con la Palabra de Dios y proclamen a Jesús como el “hijo de Dios”, “El Salvador” y el “único camino”.
REFERENCIAS
Nash, Ronald H. 1994. Is Jesus the Only Savior? Grand Rapids, MI: Zondervan Publishing House.
Erzsi Rodríguez Darabos
8 febrero, 2016 at 2:24 am (9 años ago)Fanny
Me encanto el análisis que los invita a instruir en la palabra de Dios a nuestros hijos, y orar sin parar por todos ellos, ahora bien no sólo basta la instrucción debe estar acompañada de ejemplo.
Fanny Gutiérrez
10 febrero, 2016 at 8:33 pm (9 años ago)Gracias por tus comentarios. Es cierto, no hay mejor instrucción que la proporcionada por un estilo de vida coherente con la Palabra de Dios. Bendiciones